A siete años del fallecimiento de su madre Rosa, Araceli González decidió compartir un tesoro familiar que tocó su fibra más profunda. El 10 de septiembre de 2018, Rosa falleció tras una larga lucha contra el lupus, dejando en Araceli un mezcla de dolor, impotencia y alivio por el fin del sufrimiento de su madre. Hoy, la actriz se encontró con una caja de fotografías de su infancia que creía perdidas y que despertaron recuerdos llenos de nostalgia y emoción: «Y un día aparecieron estas fotos que creí perdidas. Tocan la fibra al máximo… Delfina, mi abuela y mi Mamá… ¿qué bellas no?».
A lo largo de su carrera, González ha remarcado que su familia de mujeres fuertes fue una fuente constante de inspiración. Su mamá, su abuela y su tía le transmitieron valores de resiliencia, trabajo y una presencia poderosa, y estas fotos le permitieron reconectar con sus raíces y su historia personal. «Yo sé de dónde vengo. Sé quién me acurrucó y eso hace que vuelva a desplegar alas de seguridad, de pasión», expresó la actriz, reflexionando sobre cómo esas enseñanzas la convirtieron en la mujer que es hoy.
La pérdida de Rosa marcó un punto de inflexión en la vida de Araceli, impulsándola a repasar sus experiencias y a buscar conexiones más profundas con sus raíces. Junto a sus hijos Florencia y Tomás, emprendió un viaje a Italia, tierra de su bisabuelo que llegó a Argentina a fines del siglo XIX. «Quería conocer ese lugar porque sentía la necesidad de saber de dónde vengo», confesó en aquel momento, dejando ver cómo el pasado influye en su presente.
