Nazarena Vélez se mostró sincera y emotiva al hablar de su vida, el amor que la ayudó a sanar y la alegría de convertirse en abuela. En diálogo con Intrusos, la actriz reflexionó sobre las pérdidas que marcaron su camino, como la muerte de su hermana y de Fabián Rodríguez, padre de su hijo menor, y destacó cómo estas experiencias la hicieron valorar aún más la vida. “Siempre digo que la vida es una y es hermosa. Te hace vivir momentos horribles, espantosos… Todos pasamos por muertes, todos pasamos por seres queridos y por amigos que tenemos que enterrar, por momentos difíciles, por desamores, por dolores, por falta de guita, por todo, pero también es hermosa”, expresó.
La emoción de Nazarena se reflejó al hablar de su nieto Salvador, de dos años y medio. “Es una locura. Cumplió dos años y medio. Es un mini-Titi, pero en otra versión. Es un salamero, es hermoso. Me dice ‘Abutata’. Me vuelve loca, es vida, es vida”, contó la actriz, resaltando cómo el nacimiento de su nieto le devolvió nuevas alegrías y perspectivas sobre el amor y la familia.
Además, Vélez destacó la evolución de su hija Barbie como madre y el orgullo que siente al verla criar a Salvador. “Es mucho mejor que yo, es una versión mejorada. Ya lo demostró con Tiago porque cuando murió Fabián, Barbie estuvo al lado mío. Era una madraza, y ahora con Salvador es una locura. Ver a mi hija así me llena de orgullo, y me da una felicidad grandísima”, explicó, subrayando la importancia del acompañamiento familiar en su vida.
En cuanto a su relación con Santiago Caamaño, a quien llama “el Bocha”, Nazarena confesó que él ha sido fundamental para su sanación emocional. “Es una relación que llegó a sanarme. Siento que es el hombre de mi vida. Más allá de ser mi relación más larga, porque ya vamos a cumplir siete años, es un hombre que llegó a sanarme”, afirmó. La actriz destacó que su pareja le devolvió la fe en el amor tras momentos de profunda oscuridad y dolor.
Visiblemente enamorada, Vélez cerró con elogios hacia Caamaño: “Ustedes no tienen idea cómo yo quedé después de lo de Fabián. Con una oscuridad, con un dolor, con un estado de locura del alma… Y el Bocha me hizo creer nuevamente en el amor, me hace reír, me divierte, es un compañerazo, es un tipazo con mis hijos. Es un sol, es cero invasivo y a la vez siempre está”.
